miércoles, 16 de junio de 2010

Atonement

Qué decir de Expiación. Madre mía, que pedazo de libro. En todos los sentidos.
Diría que me costó Dios y ayuda terminarlo, si me gustara utilizar esa expresión.

Expiación es un libro muy, muy complicado. Tengo que admitir que la primera parte fue muy fácil de leer. Es la más agradable, también. McEwan nos presenta una familia en la campiña inglesa que está pasando un verano en la casa familiar. Está la exasperante niña pequeña, Brioni, que con su tierna edad ya se cree escritora novel. Sus primos, que vienen a joderle la marrana. Su hermana mayor, Cecilia, la que tiene una disputa de tensión sexual con Robbie, el protegido pobre de la familia. Y claro, hasta ahí lo ligero de la novela. Lo que se ve en la contraportada.
Detrás de la tensión sensual (si) resuelta está la inocencia/malicia de las niñas pequeñas, lo oscuro de las violaciones no resueltas, lo que uno quiere creer y el daño que puede suponer a los demás.

Cuando termina la primera parte se vuelve un camino difícil de superar para el lector, o al menos lo fue para mí. En la segunda parte Robbie está en la guerra y tengo que admitir que tengo poco recuerdo de esa etapa, primero porque era difícil estar atenta a las tantas de la noche, que es cuando yo lo leía, y segundo porque aunque me leí el principio llegué a el punto en el que sólo leía lo relacionado con Robbie y Cecilia y dí de lado a lo demás, hasta que llegué a la tercera parte, en la que Brioni es una muchacha de 18 años y, como redención, se ha olvidado de sus afanes de escribir y está salvando vidas. Este es el trozo que más me costó leer, porque no quería pasarlo como hice con Robbie, pero tampoco era de fácil lectura (con lo rápido que se lee Chesil Beach, por ahora uno de mis libros favoritos de todos los tiempos) Aquí empiezas a comprender el personaje de Brioni (aunque a mí no llegó a caerme bien en ningún momento, que conste) y después de mucho blablablá por su parte (reitero, no me hace gracia la muchacha) pasa algo que no quiero contar para no destripar el libro (aunque total, esto sólo lo voy a leer yo, así que da un poco igual)
Pero es un final emotivo, y muy propio para el desarrollo de lo que ha sido la historia. Y el señor McEwan me estaba decepcionando tela porque, aunque el libro está narrado extraordinariamente, la historia tampoco era nada del otro mundo, y era un buen libro, pero nada más.
Y llegó el epílogo. Y yo me dí cabezazos contra la pared por haber dudado de la capacidad de Ian McEwan. Porque eso es un final, un me-has-matado, porque me lo he creído todo.
Aunque no es la primera vez que me pasa. Como con Otra vuelta de tuerca, yo estoy acostumbrada a que los narradores digan la verdad, no a cuestionarlos. Porque cuando el final te muestra que no puedes dar nada por sentado, y que los finales felices ni siquiera existen en los libros, o sueltas una lágrima, o dejas de creer en lo que has estado leyendo. Y yo hice lo primero, por supuesto. Porque me tenía atrapada, y me mató.
Así que, pese a que llegué a dudarlo durante el trayecto, Expiación es un pedazo de libro. Buenísimo.

He dicho.

Nos vemos!

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